Tiene su gracia que sea ahora,
cuando uno anda en lo moribundo,
en que la música se enrede más en los cordales
de esta cabeza vana de ecos por vacío
y la luz se convierta en hambre violenta
derramándose hirviendo por las manos anquilosadas
de un malherido en la guerra del cardamomo.
´Tiene gracia esta demencia que sobrevuela
el nido del grajo viejo,
este barroquismo de balaustre sin afianzar
en un obeso doméstico que recorre las estancias
vestido de bata de espumas,
regañando a los espectros.
Y seguiré amasando nadas
hasta a la nada serle algo
aunque de paso sea.
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