jueves, 26 de noviembre de 2020

RELATO EN VERSO DE LO QUE MERECE PROSA




 Así, en lo incompleto, 

en lo que uno habita, 
se cuestiona el para qué la insistencia. 

Bien estuvo ya librar a base de cuchilla 
y casi compensó, 
casi, digo, 
el asumirse respirando en lo subsidiario, 
en lo recóndito y mudo. 

Asumirse mudo y conseguir obviarlo, 
comunicarse a eructos y normalizar lo grotesco, 
lo grotesco pero honesto, 
honrado, 
veraz y fiero. 

Y en el reinvento andaba. 
En esto todo, 
en esto nada  
y en esto que sí, 
que podría pasar 
y pasar, pasó. 

Pasó y volvió con ansia 
y lo incómodo es cotidiano, 
periódico y continuo, 
sin tregua ni pausa 
y la pelea no da pie a relato amable. 

Hubo químicas devastadoras, 
radiaciones lesivas y heróicas, 
como de última hora, terapia nueva
que lidia sin ruido y sin eficiencia reseñable 
mientras uno empuja una espita que escapa 
del cuello que debería proteger, 
abrir para que el aire halle canal 
o branquia de pez danzante 
y el dolor, 
el dolor que duele y se tolera 
por saberse aunque solo por eso fuera. 

Y fuera vino el virus que nos encerró dentro 
amenazante, 
sumando tentativas homicidas, 
arrasando los ánimos 
con cardinales cadáveres despreciados. 

En esto os digo que será, 
que por mí no quedará 
pero no soy escuela de optimismos 
y en los días me desgrano vivo 
en lo que vivo, 
cansado en la erosión de acantilado 
sin rendición mas sin hazaña. 

Vivid pues en tanto os dejen, 
en las verdades amables, 
en las crueles, 
como bien gustéis en lo que elegir pudierais. 

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