viernes, 13 de noviembre de 2020

NO TENGO PALABRA

 No tengo palabra, 
no tengo palabra y me traiciono, 
me entrego convicto y confeso 
en mi vileza, 
la nula fiabilidad que me sostiene. 

No tengo palabra... 

más bien no, 
más bien es el sobreabastecimiento cuantitativo, 
masivo, caótico, ruinoso, 
y la incontinencia patológica, 
este empacho permanente de morfemas mal tejidos 
lo que me lleva a la traición. 

La traición, 
la traición a mí mismo 
porque a vosotros, 
qué más os dará 
lo que haga y por qué, 
lo que diga, 
lo que prometa y que no os atañe 
salvo en la nimiedad de topar una telaraña 
que os disturbe 
de cuando en vez. 

La traición a mí mismo 
pero quién soy yo sino nadie 
a quien puedan ya afectar 
sus propios desengaños. 

Me reasumo, 
me refundo y me reconvierto, 
rectifico, 
me reconstruyo, 
me restituyo y me reafirmo 
en este onanismo de verso abaratado 
que se rinde a la evidencia. 


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