domingo, 8 de noviembre de 2020

DESQUICIO

 Me desquicio. 

Me desquicio en demasía 
y sobredimensiono 
pero no me importa. 

A veces me besan en el quicio, 
en el quicio de la puerta más sobreactuada, 
sobredimensionada puerta 
la de Alicia que aquí me dejó 
desde el último té. 

Pero desquiciado me sabéis, 
que nunca estuve en el umbral 
y desarbolado navego vuestras aguas fecales, 
¡oh! 
estercoladores de belleza, 
fertilizantes y fértiles parturientos, 
paridores que parís 
y en París os añorarán siempre 
desde aquello de los adoquines. 

Me desquicio 
y pretextos tengo, 
coartadas también, 
para la demencia y el desafuero 
de los arbustos que me inflaman 
en sostén neumático 
y de los que optarían 
por canónigo linchamiento. 

Me desquicio y lloro tanto.     






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