Aquel  cazador de flores,
 de  pétalos coleccionista
 que  acechaba en los jardines
 o en  las lomas indómitas,
 siempre  acabó enredado
 entre  tallos espinosos,
 o  despedido
 hacia  la ortiga.
 Sediento de los néctares
 que  barnizaran su alma,
 ignoraba las marañas
 y los  panales,
 que  vertían enjambres
 de  abejas preventivas,
 sabedoras del expolio.
 Érase  un cazador,
 o una  presa,
 dependiendo del bosque,
 de lo  acotado,
 furtivo  o con licencia,
 malogrado siempre
 por su  afán,
 por el  ansia de aromas,
 de  colores.
 Y  desistió,
 optó  por la compra
 de  esencias a granel
 y  colores sintéticos
 de alta  resolución.
 Y así  murió,
 marchito en su tiesto,
 empachado de sol
 entre  persianas,
 añorando manchas de polen
 en sus  yemas de cayo.
 

Hola, me gusto tu fabula, sobre todo porque escribi una novela bajo el titulo de Cazador de Flores, esta a punto de ser publicada por araña editorial en valencia,,, mi e-mail es logueben15@hotmail.com
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