Patológica será
la soledad en multitud
que me visita a cada tiempo.
Un frío arropado,
silencio en la algarabía,
calma chicha
en la tormenta perfecta.
Seré palmatoria antigua
en atrezzo contemporáneo.
Sé que hay voces
que me aluden
mientras la sordera escucha nada,
sólo el adagio interno
de esta sinfonía en fuga.
Ni me cortan los mandobles
de quién desprecia manifiesto
ni la caricia aporta luz
a la buhardilla como celda.
En estos días,
en estos ratos,
no habito este planeta
y lo humano me es ajeno,
lo divino nunca fue.
Leve pluma de ánade
fugada de alguna almohada,
sobrevolando lo que ocurre,
o quizá,
más acertado,
José Luis en La Cabina,
clamando hermético,
mortalmente sellado.