martes, 31 de mayo de 2016

VARIACIONES.

No me vale la sal de la Tierra,
ni el pan nuestro de cada día,
para justificar la estancia
en esta alcoba sombría
con vistas a algún solar.

Será el aire que desayuno
o los malos encuentros
por los espejos sucios.

No me vale el sol tardío,
rendido a la primavera más perezosa.

Los rostros de escayola
de los viandantes de gelatina
visten sonrisa de encargo.

Suicida fumo,
camuflando el aroma de vinagre
de las mujeres yermas
que se cruzan,
mirando las aceras
en busca de sus miedos en herencia.

En la oficina,
sin novedad posible,
los objetos me observan
como prescindible.

De fondo,
"Variaciones Goldberg",
donde un piano me enseña
las reglas del Universo.


domingo, 29 de mayo de 2016

Para qué preocuparse.

Como el día pasa
y acatamos la nocturnidad
cuál irrevocable final
del capítulo,
así debiéramos asumir
el ocaso vital,
mas sin esperar mañana.
Que por infinitas tomamos
las hojas de almanaque,
pero el otoño llega
a toda arboleda escondida,
y está el rayo
para revocar perennidades.
El aliento es aire
que como tal se evade
y la palabra sólo se refleja
en eco breve
por valles de la memoria.
Ni un segundo se precisa
para pasar a lo yerto
y la vida que triunfa
es de bacteria heredera,
antes huésped.
Mañana será otro día,
o quizá no,
para qué preocuparse.

Carros de amoniaco.

En carros de amoniaco
viajan jóvenes de color púrpura,
nocturnos y rapaces,
embozados en cobardía de subwoofer.
La hombría de la hiena
riendo en jauría
y atavío de marca
disimulando villanía.
No siempre a hierro muere,
el que a hierro actúa,
mas fácil será que el hierro pruebe.
En las calles ciegas
el silencio nubla,
mientras diluvian golpes
sobre turcas cabezas,
siempre ajenas
al accidental espectador.
La rabia no ayuda,
mas sostiene,
y la esperanza del encuentro
da latidos a la sien cicatrizada.

viernes, 13 de mayo de 2016

Tú, vosotros.

Tú,
que lo hiciste
en unión a otros,
como de otra forma nunca pudieras,
lástima das en tu épica de la jauría.
Fosas nasales ahítas
de adulteradas químicas
y dos o tres acémilas
dispuestas a lo salvaje.
Escoria desechable
de cualquier vertedero.
Cobarde y orgulloso
de tus cobardes desmanes,
llevarás más golpes
que los que me regalasteis,
pero no iguales,
que de nada sirven,
sino vitales,
cuando seas nada
como ya eres.
Nos veremos,
solos o en compañía de otros,
y el contexto dirá
cuál es la consecuencia
de una mala decisión
que nunca debiste tomar.
Yo también sé de la bestia,
pero no como tú.
Yo sé,
tú no tienes ni puta idea.


SIN VERSOS EN LAS YEMAS

Se marchitaron los brotes  de versos en las yemas de estos sarmientos,  gélidos de la nevada,  y el racimo es promesa por incumplir.  No abu...