hallé tu cuerpo de espumas,
experto en lunas
y suspenso en la incidencia,
para empezar batallas perdidas
de sábanas trenzadas
en oleajes bravos
de ansias del deshielo.
Supimos del remolino
y de lo torrencial a destiempo,
de los pulsos,
los avariciosos jadeos
y la sal que destilamos
en la hondura.
Asesinamos los dioses
a saliva viva
para eludir la autoridad subrogada
y construir sin licencia.
Las fiebres retornan
a cada ciclo
para que nos arrasemos la piel
alimentando la esencia.