como el que cruza la calle,
mirando a cada lado
por no quitar protagonismo.
Dice mi médico que se me ve bien,
lo cual es de agradecer
pues tiempo hace que ni me miro,
de hablar ni hablemos.
Acato órdenes y requerimientos
como el que va a misa
a masturbarse,
pecando a quemarropa.
Tengo la líbido escondida,
agazapada,
lista para la emboscada
cuando toquen a rebato
y me encuentre acuartelado.
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