Infestado de campanillas,
de dulzor de bandeja
y escozor de cartera,
vuelvo al día.
Al día diario
de rebaja,
saldo y empeño.
Enero asciende pesado,
escarpado de arista
y se perdieron,
ladera abajo,
los propósitos
y las enmiendas.
Soy el mismo,
o aún peor,
sigo siendo yo.
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SIN VERSOS EN LAS YEMAS
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Por fin enero se instaló y regresa la normalidad con él, aunque ello suponga convertir el día a día en rutina, pero al menos la cartera descansa.
ResponderEliminarBesos