Sé que tengo días  de ahogo,
 de afanes en  latencia
 y que, con mi poca  ciencia
 consumo la  paciencia
 si con  ventanas dialogo,
 opacas de  conciencia
 de insistencia en  el descuido,
 en el sabor  diluido
 de arrobas de   hiel en grano.
 Y yo qué se de lo  humano,
 de lo animal o lo  divino,
 si ni creo en el  sino,
 ni en las marcas  de mi mano.
 Sabiendo no ser  bueno,
 sin saber qué es  más malo,
 mis exabruptos  regalo
 sin pararme en el  camino,
 sin saludar al  vecino,
 sin secundar el  consuelo
 que supongo se  exige,
 en estos casos de  duelo,
 en que la norma  rige
 lo que haces sin  quererlo.
 
me gustó mucho pasearme por tus calles
ResponderEliminarGENIAL, no hace falta añadir nada más
ResponderEliminarBesos