Tornada la cuenca
en Sacromonte,
no por cante ni quejío,
sino por grito viudo
de luto plomizo.
Estalló tragedia en Ujo,
se cruzaron las cachabas,
los aceros y las balas
y sangre joven
regó los cementos,
el asfalto sorprendido
acogió cadáver a destiempo.
Rojo y negro
de verde muerte.
Niña amarga grita
por las barandas de Mieres
la rabia antigua
de la rancia raza,
el odio en herencia,
por los siglos de los siglos,
que así no sea.
viernes, 23 de julio de 2010
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