Que conste 
que no hay más piel
que el terciopelo, 
robado a oscuras, 
de tus pétalos de llama. 
Que son mis cueros 
tu abrigo, 
curtido cuero 
a pura sal viva. 
Si bien es cierto 
que arañé más lunas, 
no quedan más halos
en mis uñas 
que los hurtados 
a tus temblores. 
Soy del día, 
recién hecho 
en tus hornadas, 
para tu comunión 
a domicilio.
martes, 24 de agosto de 2010
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