viajan esquelas nuevas
de gente anciana que terminó viaje.
El aire es frío como la mirada hueca
de la gente postergada
y en los diálogos ajenos
predomina la anécdota,
susurrada como pecaminosa,
acentuando la intriga
de lo que son hechos vacuos.
Un perro psicópata
ataca a un proveedor
y el día avanza inocuo,
como la caña que reposa
en esta barra inmóvil.
Diciembre se otorga
aun nuevo,
rindiéndose a las campanillas
y a los décimos siempre improbables.
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