Vienen coches roncos
por las calles sucias de sentido único
bramando rabia de nada,
violentando paralelas de los pasos,
disparando música infame
por ventanillas absurdamente abiertas,
mientras los semáforos lloran
cartas de suicidio.
Machos alfa fétidos de cuarzos,
rayas y polígonos
que no se asumen huecos,
vanos,
ilustrados solo de tatuaje
y marca de calzado.
Y de repente grita:
“¡España!”.
Y todo cruje en la sien,
toda razón se inmola
y la tragedia acecha de nuevo
en el terrón de esta tierra odiosa
cuando la herradura retumba
en las cunetas y las fosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.