Desciendo galerías
a cada poco,
sin chimenea
de retorno.
Los azufres
impregnan
piel y camisa
y no hay colada
que arome
lo sórdido
en huída.
Escape libre
al absurdo
sin motivo,
o con él sobrado.
Qué derrotero
vendrá rodado,
forzado por insistencia.
Ya no sangro,
ni tiemblo a los fríos.
El vello inerte,
sedado,
no responde
a estímulos aprendidos
de rabia retornable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.