Sé que no sabré 
estar a la altura 
cuando, 
a la reunión que sea, 
me ausente irrevocable. 
Nadie está a la altura 
a la hora de la ausencia 
pues el vacío no tiene escalas. 
El respaldo nítido, 
sin opacidades interpuestas 
de presencia conocida, 
tiene voz que dice 
en los silencios. 
Sé que no sabré estar 
cuando no esté, 
mas lógico es,  
si asumido se tiene 
ser prescindible, 
un vacío en silla 
cuando proceda. 
Sólo memoria, 
tanto como eso 
y tan poco como el olvido, 
natural proceso 
para la biología. 
lunes, 6 de abril de 2015
A la altura.
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