miércoles, 8 de abril de 2015

Ruido, ruido.

El doble redoble
que martillea,
el zumbido,
el crujido roto,
chapoteo de llovizna
de espina bífida,
papel rasgado
de libro obviado,
uña en pizarra,
ritmo asonante,
constante,
necio,
goteo alcalino,
gélido,
sobre cráneo desnudo.
El ruido es mi condena,
vacío y agudo,
reo de erosión
toda esta era,
porvenir de arena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente si quiere que se publicará si me place.

SIN VERSOS EN LAS YEMAS

Se marchitaron los brotes  de versos en las yemas de estos sarmientos,  gélidos de la nevada,  y el racimo es promesa por incumplir.  No abu...