Habría que dormir el alba, 
no despertarlo, 
cautela.  
Habría que ensanchar la noche, 
anclar el tiempo 
al abrigo del deseo 
y morir mil veces, 
abortando amaneceres. 
Descansar de los sucesos, 
inmune a los azares 
y a lo predecible. 
Pausar el relato 
congelando personajes. 
Bajarse en marcha 
de esta órbita. 
Habría que pensarse bien 
el devenir satisfactorio. 
sábado, 25 de abril de 2015
Devenir.
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