Nos matará la nieve
a quemarropa,
con rabia de avispas,
y velará nuestros cadáveres
una guardia de gaviotas mudas.
No habrá piedad
para los perdidos
entre orillas,
el fuego será viento
de todas las arboledas
y la luz cautiva
dará fe de la avalancha.
Los ángeles sucios,
drogados de cristales rotos,
empuñarán espadas descreídas
contra legiones de apestados.
Veremos todos los infiernos,
en visita guiada
por perros de presa
y las glorias cerrarán por quiebra,
liquidando absoluciones
entre los mendigos de perdones.
Está escrito en piedra de sal
por profetas paranoicos,
lo que no será,
probablemente.
miércoles, 9 de septiembre de 2015
Apocalipsis improvisado.
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