
que ni sé cantar madrugado
ni soy un rey hebreo.
Una felicitación torpe,
el día que cumples vida,
de un torpe hijo
que te la debe,
vivida y por vivir.
De ti tengo lo bueno,
que lo malo es cosa mía.
Te llevo en la encarnadura,
en la mueca de la sonrisa
y el ligero verdor
de los ojos por momentos.
Siente mi beso lejano,
madre raíz
de este árbol tortuoso,
tierra de los jardines
y los frutos soleados.
Leona de San Roque,
reina madre
de príncipes desterrados.
Que la vida te lleve en andas
tapizadas de terciopelo,
y te diluvien pétalos
de las rosas más intensas.
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