martes, 28 de enero de 2020

LA NIÑA DE QUINTO

En el último incendio 
ardieron las notas furtivas 
a aquella niña de quinto. 
Un viento gélido 
barrió las cenizas 
de aquel amor torpe 
que me hizo escribir poemas 
a sabiendas del ridículo 
y la burla cruel del patio. 
Compuse canción de oído, 
melódica de los setenta, 
con letra almibarada 
de nombre repetido. 
Temeroso de un Dios 
inoculado a pánico de llamas, 
rezaba en vano en duermevela. 
En el último incendio 
ardió el catecismo 
y los pecados confesos. 
Sigo escribiendo notas 
pero no furtiveo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente si quiere que se publicará si me place.

SIN VERSOS EN LAS YEMAS

Se marchitaron los brotes  de versos en las yemas de estos sarmientos,  gélidos de la nevada,  y el racimo es promesa por incumplir.  No abu...