Es más que evidente que tú no cuentas pa ná,
que no eres más que mera mercancía.
Un voto a tiempo, un sueldo, una tasa más,
quién paga el catre de sus correrías.
Un dato oculto en un gráfico para presentar,
un cinturón al que sumar agujeros.
Un mero oyente en la clase de falsificar
gato por liebre, ladrillo por dinero.
Te echan al paro casi sin compensación
porque la crisis está hecha pa mortales,
que en el olympo no se sufre recesión
y los recortes son coyunturales.
Ellos te dicen que te vienen a servir,
pero el servicio se ha puesto imposible,
todo perdido te lo dejan en un tris
y después del desmán son invisibles.
Cuanto más trincan más los vuelven a votar,
porque la gente quiere ser tan choriza,
que si ellos roban a nosotros algo nos caerá,
y atamos perros con buena longaniza.
Y bien es cierto que te puedes indignar,
y se te escucha y resultas pintoresco,
cae algún guiño en la campaña electoral,
pero si ganan que te den viento fresco.
Y los que mandan son aquellos que no se ven,
los usureros reyes del mercado,
los que deciden qué es lo que te viene bien,
ahora con casa, ahora deshauciado.
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