jueves, 3 de abril de 2014

Verbo y carne

Cómo se funde la coraza,
tornando el acero en aguas
de lágrimas sitiadas,
cuando el pánico te aborda
portando posibilidades negras
que nublan lo más tuyo,
lo forjado no hace mucho,
tu leve reflejo,
tantas veces acunado
bajo desafinada nana.
Y el dolor probable
se te entrega duplicado,
no bastando las atmósferas
para aliviar tu ahogo.
Ansia seca,
pena pura,
a granel cada mañana,
cada noche.
Y te desnudas de la idea,
de los contextos
y los textos,
pues nada vale,
nada ayuda,
cuando la pregunta,
acorralada entre interrogantes,
porta parte de tu nombre,
es tu verbo,
verbo y carne.

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