jueves, 28 de mayo de 2015

Dodecasílabos de urgencias.

Cada mañana lavo mis horas negras,
peinando las hebras de recuerdos lacios.
Me visto planchando tiempo y espacio
y salgo leyendo en pasos de cebra
noticias huecas de muerte de paloma.
Me fumo autobuses en el traslado
y tejo los próximos desaguisados,
siempre rematados con punto y coma.
Yá vendrá el pánico por lo tasado,
por los guiones que no escribiría,
plano secuencia siempre eternizado,
quizá es este caos el orden que asumía
en esta condición de desaliñado,
de labios ardientes y la sopa fría.

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