Doblan las campanas,
invadiendo las rendijas
de mi casa,
que no quiero abierta
al tañido,
a la llamada.
No es hora
de novenas
para el huérfano
de dioses,
que es hora de razones.
Callad la letanía,
y danzad al menos,
en la rueda engranada
que nos tocó en suerte.
invadiendo las rendijas
de mi casa,
que no quiero abierta
al tañido,
a la llamada.
No es hora
de novenas
para el huérfano
de dioses,
que es hora de razones.
Callad la letanía,
y danzad al menos,
en la rueda engranada
que nos tocó en suerte.
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