El último tren,
fuera de horario,
te llevó sin más billete
que los males
de la enferma sociedad
a la que servías.
Sin vuelta es el viaje,
a veces,
para quien se entrega
al bien común.
Para quien callejea
paliativo,
por proteger prójimos,
ajenos a tus desvelos.
El último tren
no gusta de estos viajes
pero queda tu ejemplo
por los andenes.
Mi dorada placa
viste crespón
con tinte de orgullo.
domingo, 4 de enero de 2015
El último tren.
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