lunes, 12 de octubre de 2015

HISPANIDAD.

Colgando de Europa,
como queriendo irse
sedienta de Amazonas,
está la Península amarga
donde viven los que no se saben.
Salvando Portugal serena,
franja melancólica que da rostro,
se halla el pueblo que se niega
y cuando se afirma huele a pólvora.
Confusos los colores,
fábrica de estandartes
que ocultan más que arropan,
la sangre cercana
la que más se ansía.
Arrodillado pueblo
de cruz a cuestas,
dónde las letras brillan,
efímeras de locura andante.
Piel bovina siempre tensa,
centrífuga y centrípeta,
más sentencias que argumentos.
España,
dicen que se llama,
lo que existir quisiera
liberando las fosas
nunca restañadas,
heridas de la tierra
que rencor supuran.
España de las derrotas
y las victorias robadas. 

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