sábado, 7 de julio de 2018

ADICTO AL EXTRAVÍO.

En el hueco de la mano 
recogí los gorriones caídos 
y el agua de lluvia 
de las lágrimas marinas 
para lavar mi rostro de papel. 

Retiré los senderos 
que llevan a las ermitas 
para guiarte a los hayedos salvajes 
donde guardo los venados, 
autores de huella leve. 

En la mochila un espejo 
para cazar soles furtivos 
y nacimientos de estrella. 

Y soy aquí donde me encuentras, 
donde me pierdo 
en laberintos de gelatina, 
adicto al extravío.

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