martes, 10 de julio de 2018

EL CALOR.

Me cantan las hojas caídas 
historias desmentidas por el viento 
y el sonido de unos pasos arrastrados 
me anuncian algunas muertes. 

Señoras en letargo pueblan las peluquerías 
y en los bares soledades ebrias 
bailan entre las copas sucias. 

Es estío y el hastío 
impregna como el sudor 
rancio de camisa de más de un día. 

El calor besa en húmedo, 
como las ancianas remotas 
a los niños de estreno,  
y algo me dice que caí 
aunque erguido me veo. 

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