historias desmentidas por el viento
y el sonido de unos pasos arrastrados
me anuncian algunas muertes.
Señoras en letargo pueblan las peluquerías
y en los bares soledades ebrias
bailan entre las copas sucias.
Es estío y el hastío
impregna como el sudor
rancio de camisa de más de un día.
El calor besa en húmedo,
como las ancianas remotas
a los niños de estreno,
y algo me dice que caí
aunque erguido me veo.
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