de vez en cuando quizá,
despojarse de coraza,
asumirse y reconocerse
como se está
y abandonar lo erguido
para fetal volverse
y dejarse invadir
por la normal tristeza.
Puede que convenga,
en alguna ocasión,
tal vez,
recordar que uno respira
bajo el pañuelo
y oírse hablar cual batracio.
Quizá sea mejor no obviar.
Quizá una oleada de ansia,
de vez en cuando,
a lo mejor,
puede que depure el ánimo
y ayude a proseguir
disimulando la aridez
con el habitual desparpajo.
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