en los alambres de la memoria
y se acartonaron las prendas
tejidas a vida seca,
partiéndose cual cristales
que diluviaron sobre un patio
de luces realquiladas.
Tanto procrastino
que debo horas de vida
al universo que me emplea.
La nueva era no me verá,
tras este medievo oscuro
que rediseña patíbulos
en las criptas de las catedrales.
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