verdinegra quizá
de vocación escombrera,
tapizada de musgos
de lustre ya difunto,
la tinta brota en manantial
y la letra nace en amargo.
El verso empuja
y el libro da alas
a las ciudades
de las palomas tullidas.
En la tierra negra,
donde el carbón agoniza,
hay destellos,
músicas soñadas
y voces de seda antigua.
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