Brotan flores en la despensa
en este abril de salón,
esta primavera de interior
que nos vino dada,
enfermiza de claustro.
El bulevar del pasillo
dispara azahares
al que procesiona al paso,
de la cocina a la sala,
de la nevera al centro
de este Universo nuevo
que se constela entre pantallas.
Esta plaza sin soportales
recibe el sol de perfil
sin estatua ecuestre,
que serán de a pie los tiempos
a partir de este galope endemoniado.
Esta ciudad mínima
de cada cual en cada casa.
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