Vivo en los vértices
en tanto vivo.
Rozando los vacíos a medio pie,
funambuleando indolente por los cordeles del miedo ya perdido,
hace tanto ya,
hace tanto ya,
y mientras tanto digo, aturdo, afirmo y me retracto,
mas me asumo denso en la presencia y persistencia
cuanto más leve me sustento.
Discúlpenme las horas extra,
extraordinariamente fuera de tiempo y forma,
no me padezcan que bastante llueve sobre nuestras gibas apaleadas,
elúdanme en tanto puedan.
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