Tal día como hoy fueron por él,
las caras verdes, remangado azul,
uno gritó, salpicado de luz
cuando la luna se rasgó la piel
como camisa en una boda cruel,
nupcias de sangre de un poeta andaluz.
Bernarda ríe, los brazos en cruz,
la carcajada del luto y la hiel.
Mientras Manhattan grita en mil gaviotas
a Federico ya le dieron muerte
los monaguillos de todo sagrario,
con saña antigua de jauría patriota,
flores de plomo recrearon la suerte,
flores de sangre por los calendarios.
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