rondar,
pasearse en órbita sin asentarse en la certeza.
Bienaventurados sean los amos de las certezas
porque de ellos será el reino de los imbéciles.
Rondan por mi cabeza las idioteces que leo,
que escucho como en plegarias,
y pienso si no estaremos yendo a la mierda,
con perdón,
pero a la mierda.
Y asisto a la insistencia en el reafirmarse en ser unívoco.
Soy lo que soy y lo ajeno me es ajeno
por muy anexo que me sea.
Estoy a este lado,
pero el otro lado también es tuyo
pues no somos ajenos a las intersecciones.
Rondan por mi cabeza ideas y voluntades
de que la duda fluya
para hacernos mejores en el extravío.
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