Sostenerse en la avaricia,
acuñando falsa moneda,
de seda hizo caricia
que se torna en arpillera.
Muchos panes se vendieron
de molinos sin harina,
ni más basta ni más fina,
pero las bolsas crecieron.
De puro aire engordaron,
de promesa siempre a plazo,
para dentro el escobazo,
y sólo polvo atesoraron.
Polvo que vuela al viento,
etéreo es el capital,
siempre el mismo acaba mal,
el titulado de hambriento.
Doctores tiene la Iglesia
que no encuentran la salida
al laberinto suicida
del mercado sin especia.
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