No me quitarán la magia
de lo vivido,
la sonrisa sonora de la anciana
y la travesura afilada
del púber insolente.
No me quitarán la mano
agradecida a la palabra amable,
ni la mirada hambrienta
de conocer lo nunca abierto.
Me nutrí de vosotros
y mejor me hice,
alimentado de ansias,
de interrogantes jugosos,
de socorros mudos.
de lo vivido,
la sonrisa sonora de la anciana
y la travesura afilada
del púber insolente.
No me quitarán la mano
agradecida a la palabra amable,
ni la mirada hambrienta
de conocer lo nunca abierto.
Me nutrí de vosotros
y mejor me hice,
alimentado de ansias,
de interrogantes jugosos,
de socorros mudos.
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