viernes, 21 de febrero de 2020

LA NERVADURA DE LAS CÚPULAS

Del mal hilván
solo cabe esperar mala costura
y empiezan a doler las prendas
que empeñaste un día.

En ocasiones parece
que se derrumba la nervadura
de las cúpulas
que tomaste por sagradas,
por perpetuas falacias
graníticas,
nunca tan sólidas
como la carne primate,
irracional y sanguínea,
que parece querer regirte.

Quizá te sea la carne desgajada
la que te alivie el ser
a corto plazo,
quizá así te sea
pero que a ti te sea
que para mí hay mío
y en lo mío ando,
que es presuntamente breve
y supuestamente leve
de nimiedad de ser.

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