martes, 4 de febrero de 2020

RÚBRICA

En las esquinas rotas
pinté mi nombre,
partido en dos,
quizá plegado
al requisito
de la arquitectura,
sembrando duda
sobre el titular,
anonimato parcial
en jeroglífico.

Es mejor no firmar
contrato ni testamento
pues la rúbrica te amarra
en el trazo caprichoso,
aprieta y también ahoga.

Tiempos son de pseudónimo,
de camuflarse mimético
en la corriente torrencial
del odio enmascarado.

La identidad te delata,
te señala a la jauría
en tiempos encarnizados.

Mas yo ya soy yo
y así me saben,
siendo como soy
o como ellos de mí se percatan.

Seguiré nominándome
en transparencia,
para glorias y condenas,
con la cara lavada
en verdades propias. 

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