Ojos de profunda luz oscura,
acorralados por tejidos carceleros
se muestran atrevidos
como única desnudez tolerada
Rebelde,
la mirada sin rostro,
lastrada por un gran libro cerrado,
busca el aire clandestino
tras el amo que le precede.
Ojos de mujer borrada,
de imposible lágrima
seca de viento
de un desierto añorado.
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SIN VERSOS EN LAS YEMAS
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Ir de puntillas, suspendido, rozando capas de aire sobre pavimentos de lija. No tropezar ni marcar el paso, levitar sin mila...
Siempre he sentido una fascinación especial por los ojos (o la mirada), esconden tantos misterios.
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