jueves, 3 de mayo de 2007

UN LUGAR



Se que tienes un lugar,
uno solo,
en la memoria o el sueño
donde el árbol trina
y el columpio baila al son,
donde el sol chapotea
cuando duerme la nube,
y el gorrión,
discreto,
susurra relatos viejos.
Hay un lugar,
un mundo,
una hora de años,
a donde vas de puntillas,
esquivando los guijarros de lo cierto,
donde tú eres
y nadie puede ser.

6 comentarios:

  1. Me he sentido aludido.

    Sr. Ramírez:
    Nunca han sido objeto de mi consideración ni la institución donde trabaja ni sus acharolados integrantes. Su historia y mis historias conformaron esta falta de aprecio.
    Sin embargo, su presente se está enfrentando a mis historias.
    Ya veremos.

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  2. Permítame decirle que en esta historia puede sentirse aludida gente aparte de usted.
    Agradezco su sincera hostilidad.

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  3. ""donde el árbol trina
    y el columpio baila al son,
    donde el sol chapotea
    cuando duerme la nube""

    :-)

    (me he castigado de cara a la pared hasta que aprenda a expresarme mejor)

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  4. Evidentemente no me considero el único aludido. Aunque lo correcto es que yo hubiera empleado otro participio como identificado, reflejado, descubierto, ...

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  5. Sr. Valín:
    Sé de buena tinta, por un conocido común, que no anda usted manco en el uso del lenguaje, y la palabra "aludido", bien empleada por supuesto, pudo ser mal interpretada por este aficionado y mi respuesta fue improcedente de todo punto. No obstante, en su comentario desvela su alergia al charol. Quién soy yo para despojarle de sus legítimos, aunque algo trasnochados, prejuicios. Piense usted que hasta debajo del charol puede haber cierta sustancia, aunque el hermético frasco negro y enroscado, según dicen, no deje asomar el contenido.
    Un saludo y sea usted bienvenido nuevamente a esta humilde y desvencijada Casa Cuartel.

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  6. Sr. Ramírez:

    Dada su profesión y las experiencias recientes habidas entre sus colegas no debería fiarse totalmente de lo que le digan conocidos comunes. A veces los confidentes no son del todo fiables, aunque se refieran al uso que del lenguaje hacen insignificantes ciudadanos.

    Por otra parte, mi alergia al charol no debe atribuirla exclusivamente al particular cubrimiento de la testuz benemérita. Sin que suponga un demérito para su indumentaria, algo tienen que ver aquellos zapatitos de domingo a los que nos condenaban ciertos padres de mi generación. El riesgo de rayar aquel calzado suponía una prohibición de juegos y divertimento que me han hecho relacionar ese material con la restricción de la libertad.
    ¿Infantil? ¿Trasnochado? Puede ser, pero ya sabe, los caminos del señor Freud son inescrutables.

    Finalmente, sobre la Casa Cuartel admito su carácter humilde y lamento su estado desvencijado, pero no comparto el lema de su frontispicio.

    P.S.: Le invito a que una vez vista la hora en la que se ha escrito este comentario, haga suya la máxima que se sigue en la Taberna de la Trola "a partir de la 00:00 horas no se tiene en cuenta nada de lo que se diga".

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Comente si quiere que se publicará si me place.

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