Diplomado en tus temblores,
la canela de tu piel me asigna
título sellado en tus colores,
trofeo de tu cuerpo en la vitrina.
De tu vientre yo oigo los rumores,
los que me dan noticia de la vida.
En tu pecho disperso los temores,
con los que carga mi mente suicida.
Y sabes que eres más que lo encontrado,
que eres la luz fresca destilada,
que nunca fue adquirida ni robada,
pues eres más que un sol bien tamizado.
Porque tú eres el bus de mi parada,
y soy yo pasajero en tu viaje,
porque eres tú mi ajuar y mi equipaje,
la única misión de mi embajada.
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