Tú podrías 
ser la guía 
de este ciego 
de ceguera 
de la vida. 
De cojera 
de paso negro, 
de embestida, 
de arrebato. 
El hombro grato 
en qué apoyar 
la duda, 
la espesura 
del no estar, 
estando, 
pesando, 
poco, 
levitando, 
loco, 
cuerdo, 
caminando 
en paso ronco, 
en estruendo. 
Tú podrías, 
si quisieras, 
ser la esfera 
de la órbita, 
la mía, 
única e insólita. 
Indómita hembra 
que atiende 
a mi llamada
y suspende 
la jornada 
y me siembra, 
me riega
y me sustenta 
y no niega, 
la música más lenta, 
violenta, 
que mece mi colchón, 
desguaza mi edredón 
e intenta, 
se inventa, 
y nubla mi razón.
martes, 25 de mayo de 2010
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