Mi único legado, 
un corazón roto, 
pequeño corazón 
con abertura en medianía, 
recauchutado en quirófanos 
a edad temprana, 
inundando mi pecho 
de pánicos en carne, 
carne mía. 
Hoy viaja a las ágoras, 
a los foros centrales 
donde Cibeles reina, 
a revisar el parche 
y la costura. 
Mas yo no estoy, 
estando dentro, 
y tiemblo con el temblor 
anual y periódico 
de la espera 
a los veredictos, 
al beneplácito 
de los que saben 
de pequeños corazones 
y sus fallas, 
sus erratas heredadas, 
pues nadie firma 
lo que trae del óvulo, 
del primer planeta 
que habita en la galaxia. 
Y bien sé que será, 
que será mi Alba, 
mi aurora vitalicia, 
quién me verá apagarme, 
sonriente y necio, 
satisfecho de la soldadura 
que carga en pecho.
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Seguramente las noticias seran buenas, yo al menos así lo espero y lo deseo, Un besin.
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