Allí estaba  yo,
 solo,
 con las ilusiones  zurzidas
 y un papel de  estraza,
 ajado y grasiento  
 de bocadillo de  patio,
 patio duro hambriento  
 de piel de  rodilla,
 con mi currículum  vitae
 manuscrito a renglón  torcido
 sellado con  afanes.
 Allí  estaba,
 queriendo irme al  llegar,
 mochila de resignaciones  al hombro,
 un flequillo rebelde de  peines de carey,
 sin tener  nada,
 nada más que lo que se  podía ver,
 nada y  todo,
 todo lo  posible,
 lo que luego  fue
 y lo que no pudo  ser,
 ni ya  será.
"queriendo irme al llegar"
ResponderEliminarpues mal empezamos, pero es verdad, muchas veces es así.
Dolor es el filo que te corta
ResponderEliminarque como perro hortelano
ejecuta
SEÑOR
a sus pies
que su charol no ciege.