Tu casa se aleja en la noche,
a la fuga de tu retorno
y el bulto de las llaves
se disuelve en el bolsillo.
Los refugios son pocos ya
en esta ciudad de paso
para el peregrinaje nocturno,
de laborable
o festivo no víspera.
Los vasos son cañones homicidas
que apuntan a la frente
de la víctima propiciatoria,
cociendo en el fondo
vapores que todo empañan
Mejor volver
antes de pisar abismos
en una noche triste
de soledades pintada.
Nadie se alarme,
no soy yo quien protagoniza
esta fábula nocturna,
que fábula es en este caso
y de no serlo no soy yo,
pero bien podría.
a la fuga de tu retorno
y el bulto de las llaves
se disuelve en el bolsillo.
Los refugios son pocos ya
en esta ciudad de paso
para el peregrinaje nocturno,
de laborable
o festivo no víspera.
Los vasos son cañones homicidas
que apuntan a la frente
de la víctima propiciatoria,
cociendo en el fondo
vapores que todo empañan
Mejor volver
antes de pisar abismos
en una noche triste
de soledades pintada.
Nadie se alarme,
no soy yo quien protagoniza
esta fábula nocturna,
que fábula es en este caso
y de no serlo no soy yo,
pero bien podría.
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