
La barba blanquea
ocupando el perezoso rostro
divorciado de la cuchilla.
Bajo los ojos vidriosos de torpe despertar,
embalses violáceos de quién sabe qué líquidos retenidos.
Labios manchados de nicotina antigua,
en la noche destilada,
regusto de carbonilla
en el maltratado paladar.
Pesa el tiempo,
pesa el espacio,
viajas por los años
y hay mañanas,
muchas mañanas,
en las que no te reconoces
consciente de que eres tú,
que el espejo no es ventana,
es espejo,
y el reflejo
solo invierte los hemisferios
devolviéndote volteado
pero tal y como eres.
Gracias Ramirez.
ResponderEliminarCuando no os encontráis, escribís los mejores versos.
Por ahora este es el mejor de todos.
La foto: buenísima.
Yo procuro no mirarme en el espejo. Cada uno huye de sí mismo a su manera.
Me gusta... creo que todos nos hemos sentido alguna vez lo suficientemente mal para degradarnos tanto que no queramos ni mirarnos al espejo para no ver reflejada nuestra propia desdicha.
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