El Señor hizo en mí maravillas,
El Señor hizo en mí maravillas,
y yo en el Seňor me cago,
no por blasfemia,
sino por hartazgo
de patraňa,
que no hay maravilla,
ni en mí,
ni siquiera en la diva
que maravillarme puede.
Que hasta los Olimpos cagan.
Cagaron siempre mentira
sobre la razón humana
y aun persisten,
mientras se pasan monaguillos
por el escroto sacrosanto
de autoridades usurpadas.
Y perdón pide
el condescendiente patriarca
de la suprema estafa.
Qué buenos son
los hermanos salesianos,
que buenos son,
que nos llevan a lo oscuro
y nos muestran lo daňino
de los torpes tocamientos.
Hijos de puta ensotanados,
investidos de poderes
que la ignorancia otorga.
Meteos las cruces
y los desnudos mártires
en vuestros entresijos.
Alejaos de los niños,
que nadie promulgó tal cercanía.
Llegará el día
en que el timo no cuele.
Renunciad a la ignominia
como método de pervivencia.
martes, 18 de noviembre de 2014
Blasfemia relativamente razonada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
SIN VERSOS EN LAS YEMAS
Se marchitaron los brotes de versos en las yemas de estos sarmientos, gélidos de la nevada, y el racimo es promesa por incumplir. No abu...
-
Me llegan cantos de terrón en voz de musgo, en voz de ave que sortea los pentagramas volando desde la entraña para arroparme en el duerm...
-
¿Tiene algo qué decirle a alguien querido u odiado pero no sabe como hacerlo de forma original?. ¿Tiene un amor secreto a quién sorprender ...
-
Yermo en palabras, catastrófico en versos, me derramo por los días en vertido silencioso y ajeno casi a esta atmósfera que improviso de ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.